En 2019 se firmó en China el Consenso de Beijing sobre la Inteligencia Artificial (IA) y la Educación, uno de los primeros documentos que propone consejos en el uso de tecnologías de IA con miras al desarrollo de la Agenda 2030 de Educación.
La pandemia del Covid-19 dejó una gran lección para la educación en Latinoamérica ya que se hizo visible una transformación en los procesos de enseñanza, una mayor inclusión y el cierre de brechas tecnológicas. A su vez, se fortaleció la siguiente premisa: las tecnologías y su aplicación en las aulas, son y serán fundamentales para la formación de las nuevas generaciones.
La Inteligencia Artificial (IA) juega un papel fundamental en el debate y de alguna manera deberá estar integrada en las aulas con el propósito de alcanzar las metas de la Agenda de Educación 2030: La declaración con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas asociadas liderada por la Unesco, que aspira a alcanzar el compromiso mundial del movimiento “Educación para Todos”.
La Unesco en varias de sus conferencias han sostenido que el despliegue de las tecnologías de la IA en la educación debe tener como objetivo la mejora de las capacidades humanas y la protección de los derechos humanos con miras a una colaboración eficaz entre humanos y máquinas en la vida, el aprendizaje y el trabajo, así como en favor del desarrollo sostenible.
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En ese sentido, Javier Arroyo, cofundador de Smartick, el método de aprendizaje online que ha recibido distinciones de la Universidad de Harvard, Oxford y el MIT por desarrollar una plataforma que emplea inteligencia artificial para reforzar los conocimientos de niños y niñas de 4 a 14 años con un aprendizaje personalizado, la cual, fue destacada por el reconocido diario El Español en su primera edición de Premios Digitales, explica que la IA es básicamente el desarrollo de una tecnología que busca “imitar” la inteligencia humana para realizar cierto tipo de tareas en torno a la automatización de procesos, la toma de decisiones o la resolución de problemas, algunos ejemplos de ellos, ya se pueden ver aplicados en las propuestas de su plataforma, en donde, con tan solo 15 minutos diarios y una capacitación personalizada a cada estudiante, aprenden mucho más rápido.
“Un claro ejemplo de IA utilizada para el beneficio y desarrollo de la educación en niños y jóvenes, se puede ver con Smartick, ya que logramos ofrecer un plan de estudios personalizado en áreas como matemáticas o comprensión de lectura que se adapta en tiempo real, al ritmo y nivel de cada estudiante, buscando reforzar la frustración. Entender la forma y el ritmo en cómo aprende cada persona, va a ser fundamental para mejorar su nivel de aprendizaje generando mayor interés y promoviendo mejores resultados”, resaltó Arroyo.
Desde la creación del método de aprendizaje online más de 32.000 estudiantes han tenido la oportunidad de ser parte de Smartick. Igualmente, se ha evidenciado que nueve de cada diez niños mejora su capacidad de cálculo, lógica y razonamiento en un 83% mejorando sus calificaciones en matemáticas.
¿Por qué incluir la Inteligencia Artificial en la educación?
En 2019 bajo el paraguas de la Unesco, se firmó en China el Consenso de Beijing sobre la Inteligencia Artificial y la Educación, uno de los primeros documentos que propone consejos y recomendaciones para sacar mayor provecho de las tecnologías de IA con miras a la consecución de la Agenda 2030 de Educación.
Dentro del mismo, señala la necesidad de integrar temáticas alrededor de este tipo de tecnologías a los planes de estudio considerando los aspectos éticos y las disciplinas humanísticas interrelacionadas.
Incluso, en el documento se invita a gobiernos e instituciones a «adoptar medidas para mejorar la adquisición de competencias básicas sobre inteligencia artificial en todos los estratos de la sociedad».
Para el experto en educación de Smartick estos avances tecnológicos implican una gran oportunidad en la enseñanza de niños y jóvenes, que deberán ser tenidos en cuenta en un contexto educativo regido por los principios fundamentales de inclusión y equidad.
“No sólo se trata de hablar de la necesidad y uso de una tecnología, sino también de la forma en cómo se usa, ya que se puede implementar en la educación escolar tanto en instituciones públicas como privadas como una herramienta complementaria para la enseñanza de los estudiantes”, concluyó Arroyo.