El Ministerio de Salud está preparando un proyecto de ley para regular el uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos en Colombia, debido a los problemas de salud que podrían generar.
Afectación en el desarrollo cerebral en niños y adolescentes, enfermedad coronaria, cáncer de pulmón, asma, infarto agudo de miocardio, neumonía lipoide y enfermedad pulmonar intersticial son algunas de las complicaciones para la salud que, según las evidencias científicas internacionales recabadas por el Ministerio de Salud y Protección Social, se derivan del uso o exposición a los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) o los Sistemas Electrónicos sin Suministro de Nicotina (SSSN).
Entre esos dispositivos están los llamados cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos), vapeadores, vaporizadores personales, e-cigs, e-hookahs, mods, plumas de vapor o sistemas de tanque, cuyo uso se ha incrementado entre la población, especialmente los más jóvenes.
En Colombia, según el III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la población universitaria, se estima que el 16 por ciento de los universitarios ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida. Adicionalmente, la Encuesta Nacional de Tabaquismo en Jóvenes reportó una prevalencia del 15,4% de consumo de estos productos alguna vez en la vida.
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Básicamente, señalan el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud y la Fundación Colombiana del Corazón, los SEAN y los SSNN son dispositivos electrónicos que calientan una solución líquida para crear vapor, el cual es inhalado por los usuarios y en no pocas ocasiones por terceros,
El Ministerio de Salud y Protección Social, basado en evidencias científicas internacionales, acaba de publicar un ABC sobre estos elementos; esos informes dan cuenta de que los dispositivos electrónicos contienen sustancias como el propilenglicol, cuya inhalación a altas temperaturas puede producir irritación de ojos, garganta y afectación de las vías aéreas; glicerina, que desarrolla neumonía lipoide y enfermedad pulmonar intersticial, y nicotina, que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y gastrointestinales, y puede afectar el desarrollo del cerebro en los adolescentes y jóvenes, y es peligrosa para la salud de las embarazadas y los bebés en gestación.
Además, los elementos usados en los SEAN y los SSSN contienen partículas ultrafinas que incrementan el riesgo de enfermedad coronaria, cáncer de pulmón y asma, y sustancias asociadas a cáncer, como metales pesados, formaldehído, acetaldehído, butilaldehído, acroleína, acetona, y otras como benceno, tolueno, etilbenceno, xileno,
Como si fuera poco, señalan los informes de sociedades científicas internacionales, los usuarios de estos aparatos emplean saborizantes, que mejoran el gusto y estimulan el consumo de estos productos, principalmente en los adolescentes.
Según esa evidencia científica y las experiencias de otros países recopiladas por el Ministerio de Salud, el uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores se relaciona con un mayor riesgo de consumo en las poblaciones más jóvenes.
Por ejemplo, un estudio del Departamento de Salud de Estados Unidos revela que la mayoría de las razones comúnmente citadas por los niños, adolescentes y adultos jóvenes que emplean estos productos, son la curiosidad, el sabor y la baja percepción de daño comparado con otros productos del tabaco, algo que, científicamente demostrado, no es cierto.
Por el contrario, este consumo incrementa tres veces más el riesgo de fumar cigarrillos convencionales, lo que sugiere que los cigarros electrónicos facilitan el consumo de productos de tabaco comunes e incluso de otras sustancias psicoactivas.
Recientemente, Iván Darío González, viceministro de Salud y Prestación de Servicios, señaló que el Gobierno nacional está revisando la evidencia científica mundial sobre el tema, dentro del proceso de construcción de un marco regulatorio para los SEAN y los SSSN que ya desarrolla, y enfatizó en que es necesario desmitificar algunas afirmaciones y creencias que se han tejido entorno a ellos.
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Una de ellas es que estos productos ayudan a dejar de fumar tabaco. La Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus iniciales en inglés) no los tiene aprobados como alternativa para la cesación del tabaquismo, algo en lo que coincide la Asociación Latinoamericana de Tórax. Es más, en Colombia, no cuentan con registro Invima para su uso como medicamento ni como dispositivo médico.
ABC del Ministerio de Salud sobre cigarrillos electrónicos: https://www.minsalud.gov.co/Documents/General/ABC-version%20final%20final25-09-2019_POBLACI%C3%93N%20GENERAL%20(1).pdf